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Crecimiento económico del 0.6, pronunciamiento del FMI y la Reforma a la Salud

Crecimiento económico del 0.6, pronunciamiento del FMI y la Reforma a la Salud

Por: Oscar Rodrigo Campo Hurtado

Representante a la Cámara

En los últimos días se han encendido las alarmas dentro de la opinión pública por cuenta del informe del DANE donde se revela que la economía colombiana apenas creció un 0,6% para 2023.

Adicionalmente y, pese a ello, el gobierno, en vez de acelerar la ejecución del presupuesto nacional destinado a obras de infraestructura, lo tuvo paralizado por su intención de convertirlo en plata de bolsillo, desconociendo el estatuto orgánico que rige la materia.

 ¿Será posible ser potencia mundial de la vida con un crecimiento anual del 0.6%? Algunos dogmáticos quisieran separar la economía de la vida misma, pero es precisamente la economía la que determina el empleo, la seguridad alimentaria, el control de la delincuencia, el fortalecimiento al fisco y la disposición mental de una sociedad que progresa; es el gran dilema político de quienes se enfrascan en refundar al Estado desconociendo un antes, pero a la vez llevando al país a una debacle económica que no esperará en el tiempo para pasar las facturas sociales.

Estos dos hechos (revelación del DANE y los errores en la liquidación del presupuesto) validan en la práctica el informe del Fondo Monetario Internacional -FMI-, que además de prevenir al Banco de la República con la baja de intereses que pudiera reflejarse en una inflación importante, también hace un llamado para ser prudente en las reformas, dada la incertidumbre que estas generan y que terminarán reflejándose en la economía para el 2024.

Las últimas declaraciones de la Contraloría General de la Nación-CGN- han sido utilizadas por los defensores del gobierno que esgrimen que esa información refleja los malos manejos y los negocios que han apalancado las EPS con los recursos del sistema. Sin embargo, las voces de quienes han construido este sistema durante 30 años explican como hay consecuencias, entre otras, por el déficit en el valor de la unidad de pago por capitación (UPC) y la mora en los pagos por parte del ministerio de Salud; una mezcla que asfixia financieramente a las EPS.

Lo cierto es que la Reforma a la Salud pasa al tercer debate en el Congreso de la República. En su discusión dentro de la plenaria de la Cámara señalé la necesidad de mejorar la calidad del actual modelo, especialmente en lo relacionado con los servicios, atenciones y tecnologías en salud para la población rural. Pero también advertí del riesgo que genera la exclusiva administración y el pago de los recursos de

salud desde la ADRES.

Aunque para reformar no hay necesidad de destruir, lamentablemente ese parece ser el camino escogido por el gobierno. Y el primer paso es darle tan amplias facultades con pocos controles a esa entidad que carece de la experiencia, el talento humano y la capacidad técnica. Van a revivir el fracasado Seguro Social, esta vez convirtiendo a la ADRES en la gran caja menor del gobierno. Una medida audaz en sus intereses que se complementa con la posibilidad de nombrar sin concurso a los gerentes de las ESE.

Paradójicamente, aunque el sistema de salud demanda soluciones para su financiamiento, la reforma presentada está desfinanciada. A la fecha, el ministerio de Hacienda no presenta un concepto para su viabilidad fiscal, y tan solo se ha limitado a presentar un simple estudio técnico.

La Reforma a la Salud hasta ahora ha tenido más soporte ideológico que empírico. El ministro con tono mayor y emoción desmedida ha planteado su trámite como una lucha entre lo público y lo privado, como si ambos no pudieran complementarse. Polarizar ha sido el método de este gobierno; una estrategia para crear un relato que le permita ocultar su falta de ejecución y su debilidad para solucionar de fondo los problemas.

Finalmente, considero que, de cara al país, las EPS están obligadas a responder los señalamientos de la CGN: I) ¿Qué tanto afectan los retrasos en los giros por parte del gobierno a un sistema que, como se sabe, tiende a colapsar fácilmente? II) ¿Es la corrupción la causa del problema? III) ¿en qué se han usado las reservas técnicas? IV) ¿Cuáles son los argumentos para afirmar que la UPC es deficitaria? V) ¿por qué sigue almacenando exponencialmente las cuentas que se refieren a los presupuestos máximos?

 Aquí debe haber claridades con cifras, datos y hechos. No hay cabida para las barras bravas de ningún lado, mucho menos para las narrativas netamente ideológicas, sin rigor técnico, en un tema del que depende la garantía de un derecho esencial. La reflexión debe argumentar medidas técnicas y económicas, las cuales puedan ajustar un sistema de salud que nos atañe a todos.

Lo que está pasando con las EPS intervenidas por el gobierno, por ejemplo, de ASMET SALUD y EMSSANAR, nos puede dar muchas luces frente a los resultados de un modelo mayormente estatalizado. Si el gobierno muestra que bajo su tutela estas EPS han mejorado ostensiblemente su servicio y comportamiento económico, entonces sería un buen referente de la pertinencia técnica que propone la reforma.

Si, por el contrario, el efecto de la intervención actual a las EPS no ha generado un mejoramiento estructural para los afiliados, esto será la prueba de lo que puede pasar, la salud colapsada y además la economía en recesión.

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