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Bioenergy

Bioenergy

Por: Germán Vargas Lleras

Bioenergy, su compleja situación actual, pero, ante todo, su futuro demandan acciones concretas de todos los actores involucrados: el Gobierno, a través de los ministerios de Energía, Agricultura, Ambiente y Trabajo; por supuesto, Ecopetrol, principal accionista de la empresa; los bancos acreedores, principalmente Bancolombia; las autoridades regionales del departamento del Meta y la Orinoquia; la Supersociedades, que ordenó la liquidación de la compañía, y los grupos empresariales que han manifestado interés en su adquisición.

Con razón, Bioenergy ha estado en la lupa de las autoridades de control. Enormes desfases en los tiempos de entrada en operación de la planta de etanol, también de los cultivos de caña de azúcar y, ante todo, un incremento de 428 millones de dólares con respecto al presupuesto inicial del proyecto han comprometido su viabilidad. Mucho ayudaría a despejar el futuro de Bioenergy que la Contraloría concluyera sus investigaciones, aclarara responsabilidades de orden administrativo, técnico y económico y emprendiera las acciones pertinentes por posibles afectaciones del patrimonio público. Al igual que en los casos de Reficar, Hidroituango y el oleoducto Bicentenario, otro cabezazo de Ecopetrol.

Dicho lo anterior, a la situación de Bioenergy hay que buscarle una solución que permita mitigar los impactos negativos que a todo nivel podrían producirse por el desmantelamiento de la empresa. Las pérdidas, de no seguir adelante el proyecto, podrían ser mucho mayores. Entiendo que Ecopetrol no quiera seguir adelante, ya perdió 1,6 billones de pesos, pero esperaría que pusiera todo de su parte para facilitar que terceros interesados puedan hacerse cargo hacia el futuro.

Estamos hablando de una planta que está en producción tanto de etanol, 60 millones de litros año, como de energía eléctrica con importantes excedentes en épocas de cosecha, que entrega al mercado nacional. Genera cerca de 600 empleos directos y más de 1.500 indirectos, principalmente en la región y en los municipios de Puerto López y Puerto Gaitán; 2.100 familias derivan su sustento de esta empresa, una de las más importantes de la Orinoquia y con influencia en un área de más de 40.000 hectáreas, de las cuales hay 20.700 sembradas. Una empresa que ha contribuido a ampliar la frontera agrícola, mejorar los suelos, que ha beneficiado a miles de familias especialmente en educación y apoyos sociales y cuyo cierre sería, además, un pésimo mensaje para muchos otros proyectos que buscan abrirse campo en la altillanura y la Orinoquia.

De tal manera que aquí el único tema por considerar no es el financiero, aunque es definitivo encontrar la sostenibilidad de la empresa, la cual pasará por la renegociación de los créditos con los bancos, la mejora en la productividad de los cultivos de caña, incluso la protección temporal frente a importaciones de etanol.

Entiendo que con 200.000 millones de inversión se podría sacar adelante esta empresa, por supuesto, con un esfuerzo muy importante de la banca en la renegociación de una deuda cercana a los 400.000 millones, cuyo pago hoy en día, de concluirse el proceso liquidatorio, es más que improbable. Poco se sabe sobre la fase de búsqueda de los nuevos inversionistas, pero se esperaría que se desarrollara en un ambiente de total competencia y transparencia y que pueda maximizarse la recuperación de lo invertido por Ecopetrol y la banca. Pero insisto en que lo peor para todos sería liquidar esta empresa, repartir ‘los fierros’ que al detal no valen nada y privarnos de un proyecto cuyos beneficios económicos, sociales y ambientales están más que probados para el país y para esta prometedora pero todavía frágil región en su desarrollo.

Cómo convendría para apoyar estos propósitos nacionales iniciar la construcción de la carretera Puerto Gaitán-Puerto Carreño, 520 kilómetros, cuyos estudios fueron contratados en el gobierno anterior, al igual que la conexión Pacífico-Orinoquia. Ojalá también se diera pronta solución a los 21 km que aún faltan por construir en la salida de Bogotá a Villavicencio.

Y a todas estas, ¿qué opinan los metenses del cierre de Bioenergy?

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