Sucios mentirosos
Como “sucios mentirosos” calificó Petro a quienes lo traicionaron en el propósito de terminar de capturar la Corte Constitucional el pasado miércoles. Los “sucios mentirosos” en realidad fueron quienes pretendieron, desde el Gobierno, chantajear y presionar descaradamente a los senadores de la república para imponer sus mayorías en esta elección.
La aplanadora que se activó desde la Casa de Nariño para elegir a la doctora Balanta Medina fue liderada por el propio Petro e instrumentalizada por Benedetti y por el magistrado Vladimir Fernández en claro abuso de sus funciones y de su alta investidura.
Esta elección, como lo advertí, era crucial. ¿Cuál sería la suerte de todos los proyectos del Gobierno hoy a consideración de esta corporación y, más grave aún, los que llegarán en los próximos meses? El presupuesto, la tributaria, las pensiones, la salud o qué tal los intentos de reelección o extensión del mandato o suspensión de las elecciones, por citar algunos entre los más críticos.
Tras el aplastante resultado la furia del Ejecutivo no se hizo esperar. A las pocas horas de conocida la decisión se anunció la solicitud de renuncias a los ministros de Comercio, Trabajo y TIC, de los partidos Liberal, Verde y de ‘la U’. Ninguna duda sobre la interferencia gubernamental. Cómo dejar de preguntarse por los compromisos exigidos y asumidos por esas colectividades frente al Gobierno. De qué tamaño las prebendas, contratos y corrupción que permitieron esta criminal coalición.
Ante este panorama, lo que sí resulta muy difícil de entender es que el ministro de la política y principal responsable de esta debacle para el Gobierno les atribuya la responsabilidad a los despedidos y pase de agache a la hora de asumir sus propias culpas.
Sin ninguna vergüenza decían que la elección tenía que ser por el mejor candidato. ¿Quién puede creerles? Basta con ver que 48 horas antes de esta elección se publicaron más de 70 hojas de vida para acceder a cargos en el Gobierno. ¿Cuál será el futuro de esos nombramientos? ¿A quiénes beneficiaban? ¿Estaba al tanto la impoluta señora Balanta de la forma como se estaba impulsando su candidatura?
Y ahora con qué desparpajo Petro amenaza con que la coalición de gobierno se reconformará en el Senado. Amanecerá y veremos. Me temo que en pocos días tratarán nuevamente de capturar, en colectivo e individualmente, a varios parlamentarios que les garanticen algo de gobernabilidad. Lo cierto es que el Gobierno no conoce otro camino. Vaticino que varios de los “sucios mentirosos” se van a volver a plegar a los intereses de la coalición petrista.
Me llama la atención que después de la derrota de la candidata del Gobierno, algunos se rasguen las vestiduras esgrimiendo la equidad de género. Pero yo me pregunto: ¿por qué nada dijeron en la elección de los magistrados Vladimir, Carvajal y Polo? ¿Votó por una mujer la ahora indignada senadora Pizarro en esas tres elecciones?
Imposible dejar de referirme a la obstinación del doctor Tobar, que hasta último momento quiso imponer su candidatura a cualquier costo y con cualquier aliado. ¿O no es cierto, doctor Tobar, que con delegados del Gobierno, disfrazado de tercería, pretendió aplicarnos la misma receta del magistrado Polo?
Y a quienes sostienen que con la elección de Camargo se perdió la independencia, les pregunto: ¿cuál independencia si Petro y su gobierno desplegaron todo el aparato gubernamental para elegir a la señora Balanta? También les pregunto: ¿qué hacían magistrados de la Corte Constitucional como la doctora Natalia Ángel interviniendo en esta elección? ¿O la Defensora del Pueblo? O, lo peor, magistrados del Consejo Electoral tomando decisiones de última hora por las que tendrán que responder penalmente.
Felicito y deseo muchos éxitos al ahora magistrado Carlos Camargo. También al presidente del Congreso, Lidio García, y a todos los senadores que se liberaron del yugo petrista y contribuyeron a este gran éxito para garantizar la independencia de poderes. Nos falta librar muchas batallas. Aún resta un año para que termine esta pesadilla y sabemos que Petro no tiene límite a la hora de atropellar la Constitución y toda nuestra institucionalidad. Aquí no se puede bajar la guardia así algunos insistan en no polarizar, que equivale a no tomar postura frente a nada como ocurrió con algunos candidatos presidenciales en esta crucial elección.