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Reforma política

Opinión

Reforma política

Dentro del paquete de proyectos del Gobierno destaca la reforma política aprobada esta semana en el Senado y cuyo propósito es garantizar la aprobación de todas las demás propuestas legislativas, como la reforma tributaria, la pensional, la de la salud, la laboral, etc. En otras palabras, la reforma política está llamada a asegurar la plena gobernabilidad del régimen: cero disentimientos, mucho garrote y también engañosas zanahorias. Para quienes ‘pupitreen’ sin chistar vendrán nombramientos, apoyos en inversiones y la posibilidad para ellos de ser ministros y embajadores. Para los demás, el riesgo de ver mermadas sus bancadas y reducidas sus posibilidades electorales en los próximos comicios.

Comencemos con el voto obligatorio. No es una figura popular ni muy extendida en el mundo, solo el 13 % de los países la tienen consagrada. Entre ellos, Argentina y Perú, para no mencionar muchas dictaduras. La consecuencia de obligar a la población a votar ha dado como resultado un altísimo número de votos inválidos y en blanco y un creciente sentimiento de protesta y rechazo al régimen de sanciones, que en el caso de Colombia aún no se conocen, pero que seguramente consagrará multas y muchas otras penalidades, como se estableció en otros países.

En Colombia, el derecho al voto libre tiene un carácter fundamental en la Constitución y dicha variación no puede, en ningún caso, implicar una sustitución de un pilar fundamental de esta.

 

El proyecto consagra también el llamado transfuguismo, que autoriza a los congresistas a cambiar de partido cuando sea aprobada la reforma. No solo es una burla al elector que había votado por una determinada ideología o programa de un partido, sino que está llamada a convenirse en instrumento de presión indebida y chantaje a los partidos de oposición. Así le ocurrió a Cambio Radical cuando no acompañó la segunda reelección de Uribe y por causa de una norma igual perdió la mitad de su bancada.

¿No les basta haber montado la aplanadora actual en el Congreso? ¿Pretenden seguir debilitando a quienes están en la oposición o la independencia? No veo a nadie del Pacto Histórico pensando en transfuguismo, pero sí veo al Gobierno seduciendo, cuando no sobornando, a parlamentarios de otras colectividades para abandonarlas e ingresar a la coalición de gobierno o mantener atados a quienes hoy se declararon partidos de la coalición. ¿Qué se pretende en últimas? ¿Avanzar hacia un partido único de gobierno? No me sorprendería.

El proyecto consagra –quién lo creyera, viniendo de quienes lo han objetado siempre– la posibilidad para los congresistas de renunciar de inmediato para entrar al Gobierno. Otro instrumento para garantizar gobernabilidad y capturar más al Congreso. No se trata, como se ha presentado, de una medida anticorrupción o para profundizar la democracia, sino, por el contrario, de una medida clientelista que generará indeseables desequilibrios entre los poderes públicos.

También incluye la prohibición para desempeñarse como congresista, diputado y concejal por más de dos periodos. Es esta otra medida que puede parecer popular, pero yo me pregunto en qué país del mundo existe algo similar. ¿No es esta una violación del derecho constitucional de elegir y ser elegido? Yo creo que es una propuesta discriminatoria que conllevaría acabar con la responsabilidad política, generar elecciones por interpuesta persona, convirtiéndose, sin duda, en una medida mentirosa que coarta al elector, acaba con los liderazgos regionales y con la experiencia en el manejo legislativo.

Otros temas también muy polémicos incluidos en el proyecto son los relacionados con la financiación de campañas, donde me temo que la idea es volverla totalmente pública; los requisitos para la creación de movimientos electorales y los plazos de militancia mínima para obtener avales, y ya se menciona que este semestre también irán por habilitar a todos los funcionarios públicos a intervenir directamente en política y a suprimir la ley de garantías que ellos mismos prohijaron. El paquete completo. Todas estas reformas tienen un propósito fundamental: asegurar el unanimismo y la total gobernabilidad y liquidar políticamente a los contrarios. Mucho perderán el país y su democracia. Todavía es tiempo de corregir el rumbo y sepultar esta propuesta totalitaria.

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