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Sectores líderes

Sectores líderes

Por: Germán Vargas Lleras

Mucho se está debatiendo estos días sobre los sectores que habrán de jalonar la reactivación de nuestra maltrecha economía. Entre ellos se menciona con insistencia aquellos de la infraestructura y la vivienda. Como responsable que fui de su coordinación en el gobierno pasado, estoy convencido de que estos dos sectores específicos sí están llamados a ser los grandes impulsores de la reactivación, pero como observador de la triste realidad, me surgen muchas dudas al respecto.

 

Ya el año pasado advertí sobre los bajísimos niveles de ejecución de los proyectos y este año, analizadas las sumas efectivamente desembolsadas, las cosas han empeorado. En términos generales, la ANI ha hecho pagos, a la fecha, correspondientes a un 5 % de su presupuesto para el año 2020. El Invías, por su parte, un 8,8 %, y la Aeronáutica, un 22 %. Deben tener sus directores toda clase de excusas, pero la cruda realidad es que no se están ejecutando los recursos o, lo que es lo mismo, no se están desarrollando las obras.

 

Por ejemplo, la doble calzada Bucaramanga-Pamplona, después de 4 años de adjudicada, lleva un 6 % de ejecución. La estratégica carretera que nos conectará con la frontera ecuatoriana en el trayecto Santana-Mocoa-Neiva lleva una ejecución del 2,2 %, después de años de firmado el contrato. Y la Autopista Mar 2, que conectará a Antioquia con el Urabá, no se entregará en diciembre de 2021 por cuanto su ejecución apenas llega a un 18 %.

 

La gran mayoría de los proyectos no cumplirán con las fechas pactadas en los contratos, y ni modos de decir que es por culpa de la pandemia. Lo que está ocurriendo es que los concesionarios corren a su antojo las fechas de entregas contractuales, sin recibir ningún apremio, ni multa ni mucho menos una caducidad como respuesta a sus incumplimientos y atrasos, en la mayoría de los casos inexplicables, pero que quedan ocultos tras la reprogramación de las obras aceptada dócilmente por los funcionarios responsables, o más bien irresponsables.

 

Esta semana, la Contraloría General emitió un informe en el cual se detalla el panorama de las obras de infraestructura. Llama la atención el corredor estratégico Mulaló-Loboguerrero, en el Valle del Cauca, cuyo avance es 0 %. En este caso, el Estado fue incapaz de surtir las consultas previas y el originador debió desistir del proyecto. Gravísimo. Terminó el semestre y tampoco se expidió la ley reglamentaria de las consultas. La malla vial del Meta y la vía Popayán-Santander de Quilichao, en doble calzada, también registran un avance del 0 %. Y el anhelado tercer carril Bogotá-Girardot lleva ejecutado un 2,86 %. ¿Qué puede estar pasando?

 

Lo que sí resulta curioso es que de un total de 32 corredores contratados en el programa 4G, las tres obras que muy pronto se entregarán estén siendo ejecutadas por la misma firma constructora. Me refiero a los corredores Barranquilla-Cartagena, con un avance del 97,4 %; la vía Honda-Puerto Salgar-Girardot, con el 99 %, y el corredor Pacífico 3, con el 78 %. Son prueba de que sí se pueden hacer los proyectos en tiempo.

 

El Estado no puede ir al ritmo que impongan los contratistas, y es su obligación acudir a todos los instrumentos legales para apremiarlos y exigirles el cumplimiento de sus compromisos. Llama la atención que en todos los acuerdos de transacción incluyan la frase “La ANI, dentro de sus funciones, no tiene la de sancionar concesionarios sino la de hacer obras”. Y como estamos viendo, no ocurre ni lo uno ni lo otro.

 

En el de la vivienda, que también podría jugar un papel determinante en la reactivación económica y la generación de empleo, las cifras no son menos preocupantes. A mayo, la construcción de viviendas de interés social cae 15 % y las No VIS, un 34 %; las licencias para nuevas unidades disminuyeron en 31 %. Sin medir el efecto de la pandemia, el PIB del sector construcción se reduce en 9,2 %, con una pérdida de más de 400.000 empleos. Que quede claro que por causa de la llamada hipoteca inversa ni un solo metro se construirá.

 

Como van las cosas, muy a mi pesar, debo advertir que, si es por cuenta de estos dos sectores que vamos a reactivar nuestra economía, estamos perdidos.

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