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Despropósito nacional

Despropósito nacional

Por: Germán Vargas Lleras

Aún no se radica el texto de la reforma tributaria y ya se especula, con certeza, que el proyecto incluirá aspectos adicionales a los comentados la semana pasada sobre el incremento de los dividendos y que generarán tremenda polémica. He aquí algunas de estas perlas:

* El impuesto del 3 % anual que se cobraría sobre los patrimonios de más de $ 5.000 millones es inviable. Con este gravamen, en pocos años, la persona verá confiscado el 50 % de su capital en términos reales. Luego no es de extrañar que este ahorrador/inversionista busque otros lugares para trasladar su patrimonio, y otro domicilio tributario. Buena jugada. ¿Será que a esto se refiere el mincomercio cuando afirmó este viernes: “Están dadas las condiciones propicias para atraer inversión al país”?

* Se menciona la eliminación de los beneficios al ahorro en fondos de pensiones y cuentas AFC y el incremento de las tasas del impuesto sobre la renta de las personas naturales, que irá en algunos casos con tarifas del 40 % y con incrementos superiores al 300 % para las personas con rentas líquidas entre 18 y 40 millones, quienes ahora tendrán que declarar.

* Así mismo, se afirma que incluirán un nuevo gravamen al impuesto solidario, 10 % del salario, que tumbó la Corte Constitucional, solo que ahora se propondrá para personas naturales del sector público y también del sector privado.

* Se dice que se gravarían las pensiones de más de $ 7 millones mensuales y se eliminaría la exención para los aportes a los fondos de pensiones. De aprobarse estas 2 medidas, se generaría una doble tributación sobre las pensiones: la primera, cuando el trabajador ahorra, y la segunda, cuando recibe la mesada. ¿Quién volverá a hacer aportes a los fondos voluntarios y cuál será el futuro de uno de los pocos instrumentos canalizadores del ahorro privado? Qué error, por decir lo menos.

* Se eliminarían todas las exenciones del impuesto sobre la renta que hoy favorecen a las empresas. P. ej., construcción de vivienda VIS, hotelería, agro, venta de energía eólica, forestales, con excepción de las que tienen que ver con la economía naranja, sin que sea claro por qué estas últimas se justifican, al paso que las demás no. Un golpe al corazón de la confianza inversionista.

* Al tiempo que se incrementan los recaudos con todas estas propuestas, el Gobierno solicitaría facultades extraordinarias para reformar todo el Estado. Curiosamente, estas facultades no se podrían utilizar para reformar los entes de control. También se mantienen las excepciones al salario de magistrados y rectores. Muy política la propuesta, pero asimismo muy injusta.

Lo que se va a tramitar es, una vez más, una reforma que se aplicará sobre los de siempre, es decir, sobre el grupo de contribuyentes que cumplen con sus obligaciones tributarias: los asalariados y las empresas formales. Poco o nada en cabeza de quienes, por emplear mecanismos de evasión y contrabando, se encuentran al margen de la tributación y dejan de transferir recursos al fisco por cerca de $40 billones al año. Y muy poco, también por razones políticas, que no técnicas, en ampliación de la base gravable del IVA, con excepción del equivocado traslado de los bienes exentos a la categoría de excluidos que discrimina y castiga a la industria nacional.

“Este no es el momento de una reforma tributaria. Ningún país en el mundo se ha aventurado a hacer reformas en la mitad de la pandemia”. Esto dijo el presidente Iván Duque, el mismo con cédula de ciudadanía número 79’740.745. ¿Pensará el Presidente que ya Colombia superó la pandemia cuando apenas comenzamos a vacunar, la ocupación en las UCI está disparada, el desempleo en ciudades como Bogotá ya se acerca al 20 % y toda la industria y el comercio siguen postrados? ¿Qué lo habrá hecho cambiar de opinión? Se rumora que las agencias calificadoras de riesgo han dado un ultimátum al Gobierno. ¿Será cierta tanta insensatez? Me temo que sí. Y, para colmo, el riesgo de tramitar una reforma en plena campaña electoral es descomunal. Surgirán toda suerte de propuestas populistas. Esta reforma es el verdadero despropósito nacional. Quién lo creyera, se nos anticipó la reforma Petro.

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