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Presos en Bogotá

Opinión

Germán Vargas Lleras

Presos en Bogotá

Vivimos un infierno al intentar salir o entrar a la ciudad. No importa la ruta que se escoja, los trancones están consiguiendo que las personas se lo piensen muy bien antes de decidirse a tomar carretera. El solo recorrido hasta salir de Bogotá demanda un tiempo mayor que el desplazamiento al lugar de destino.

Hasta hace poco, llegar al municipio de Madrid tardaba 60 minutos. Hoy es muy difícil hacerlo en menos de dos horas, y la última vez que intenté regresar por esta vía me tomó cerca de 4 horas. La situación no es muy diferente a lo que ocurre en la Autonorte, la calle 80, la 13 o las salidas a Girardot por Soacha, o a Villavicencio. Recientemente se presentó un monumental trancón en la entrada por el municipio de La Calera.

Menciono este caso porque no se trató solamente del pésimo estado de la vía, sino de la ausencia y luego inacción total de la autoridad para impedir que un grupo de motociclistas atropellaran los derechos de todos. En transitar estos 14 kilómetros tardé cinco horas.

Por eso vale la pena recordar lo que ha sido la tragedia para encontrar algunas soluciones a los accesos viales a la ciudad.

En 2015 les presentamos a los entonces candidatos a la alcaldía el paquete de propuestas que cursaban en la ANI para que las evaluaran y se pronunciaran al respecto, ya que forzosamente cualquier obra por ejecutarse en el Distrito requería la aprobación del IDU. Todos señalaron públicamente que las compartían y expresaron su preocupación y compromiso por resolver la problemática.

Veamos: el proyecto autopista Circunvalar de Bogotá fue rechazado, así como también la prolongación de la avenida La Esperanza, cuyo originador fue Tradeco. Se aprobó por la ANI la prefactibilidad del Corredor perimetral del sur, que nunca llegó a ejecutarse. Los accesos Norte, fase Nación, a partir de la calle 245, se encuentran en ejecución por parte de la ANI y en su fase Distrito, de la calle 190 a la 245, que fue inicialmente rechazada por el Distrito, hoy, cinco años después, no se ha iniciado la construcción.

En cuanto a la Conexión Florida, vía exprés al occidente, el IDU manifestó no estar interesado. También rechazó el proyecto vial Suba-Cota. La ALO sur no se contrató sino seis años después de radicada la propuesta. El viaducto Soacha fue negado en etapa de factibilidad para priorizar la ALO sur y TransMilenio fase III Soacha, entre muchos otros. Es importante advertir que todas estas iniciativas no requerían el aporte de recursos públicos, pues se proponía contratarlas como IPP de iniciativa privada.

Con respecto a la conexión Bogotá-Valle de Sopó, se proponían dos carriles por sentido. Iniciaba en la carrera 7.ª con calle 170 y llegaba hasta La Calera, en la vereda Cayetano; tenía una longitud de 11,2 km. Aun teniendo prefactibilidad de la ANI, fue rechazada por el IDU.

Sobre esta vía se presentó una segunda propuesta de conexión en la carrera 7.ª con calle 153 hasta La Calera, que igualmente fue rechazada por la Alcaldía por no considerarla de interés público.

Y también hubo una tercera propuesta de conexión, a partir de la carrera 7.ª con calle 100, mediante un túnel de 4,6 km y una vía a cielo abierto de 7,3 km, que corrió la misma suerte.

La que sí logramos contratar e iniciar fue la Perimetral de Oriente (Sesquilé-Sopó-La Calera-Choachí), con inversiones por 1,57 billones. A estas alturas, 7 años después, solo se ha ejecutado el 43 % de la inversión y se encuentra paralizada por el surgimiento de nuevos requerimientos ambientales.

Recuerdo bien al alcalde Peñalosa diciendo que no permitiría que el valle de Sopó se convirtiera en un barrio más de Bogotá, cuando para ese entonces ya lo era. Tengo en mis manos su plan de obras y por ninguna parte figura la conexión Bogotá-La Calera.

Ya completamos 7 días sin abrir paso en este acceso y ahora todos se lavan las manos y se echan unos a otros la culpa.

Esta es la triste realidad de lo ocurrido. Ahora se anuncia el inicio de obras en la ALO sur; también en la autopista Norte entre las calles 190 y 245 y la terminación de la estructuración del mejoramiento del acceso a Bogotá por la calle 13. ¿Estaremos vivos para ver la culminación de alguna de estas obras? Muy probable que no. Prueba de ello es la reapertura del debate sobre la línea 1 del metro y sobre su segundo tramo, que por el momento no pasa de ser una fantasía.

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