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Oídos sordos

Opinión

Oídos sordos

Muchas veces, desde este espacio, he advertido sobre la crisis en el sector de la construcción y particularmente en los temas de vivienda. Preocupado, le comenté personalmente a la actual ministra sobre la conveniencia de revivir el programa de vivienda gratuita para atender a ese segmento de la población por debajo de la línea de pobreza absoluta sin ningún ingreso ni capacidad de asumir obligaciones de crédito. En otras palabras, aquellas familias que jamás en su vida podrían soñar tener una vivienda. Le recordé que en el pasado habíamos sido capaces de dar vivienda gratuita a más de 100.000 familias en estas condiciones lo que confirmaba el éxito del programa.

También le insistí a la ministra que no dieran por terminado el subsidio a la tasa de interés para los créditos de vivienda del segmento de ingresos de la clase media. Tampoco me hizo caso, y lo desmontaron desde septiembre. Pero principalmente abogué por el programa Mi Casa Ya, que permite que familias con ingresos entre uno y cuatros salarios mínimos obtengan un subsidio directo para la compra de su casa.

Hoy, el sector enfrenta una profunda crisis, la mayor que yo recuerde y con efectos desastrosos no solo para la vivienda, sino para el empleo y el ingreso de las familias más vulnerables. Veamos: las ventas de vivienda se han reducido en un 70 %, y las de vivienda de interés social, en un 80 %. Solo entre enero y mayo de este año 64.000 hogares han dejado de comprar vivienda en Colombia. Es como si todo el mercado de Bogotá hubiera desaparecido. En Medellín, Cali, Cartagena y Montería se registran caídas de las ventas superiores al 90 %. A la caída de las ventas se suman los desistimientos, es decir, las personas que renuncian a la compra de su vivienda dado que ya no cuentan con las condiciones para finalizar el negocio porque no recibieron el subsidio, y también porque cuando compraron la tasa del crédito hipotecario era del 8 % y hoy está en el 18 %. En lo corrido de 2023, las renuncias de hogares que compraron viviendas de interés social crecieron un 157 %, en solo 5 meses.

Lo más grave, a mi modo de ver, es que el Gobierno parece no entender la dimensión ni la complejidad del problema, que va mucho más allá de las ventas. Entre enero y mayo, por ejemplo, Camacol registró que se perdieron 44.000 empleos. En lo corrido del año se han cancelado 55 proyectos VIS y el porcentaje de proyectos abortados ha crecido en un 57 %. A esto se suman cerca de 40.000 viviendas de interés social que han venido aplazando la fecha de inicio de obra porque, hay que decirlo, los empresarios ya no le creen al Gobierno Nacional.

Las cuentas son muy simples: al programa Mi Casa Ya dejaron de asignarse subsidios desde octubre de 2022, y a partir de esa fecha se vienen acumulando hogares que habían realizado el proceso comercial para la compra de su vivienda y estaban contando con el subsidio para lograr el cierre del negocio. Estos hogares necesitan de los dos subsidios que componen Mi Casa Ya. El subsidio a la cuota inicial, que puede ser de hasta $ 34’800.000, y el subsidio a la tasa de interés, que permite reducir el valor mensual de la cuota del crédito en hasta un 30 %. Con corte a mayo, un total de 52.000 hogares, que tenían expectativa legítima de acceso, siguen esperando el desembolso de los recursos para poder escriturar.

No se puede negar que en la adición presupuestal se hizo un esfuerzo importante por adicionar recursos al programa por valor de un billón de pesos. Sin embargo, este compromiso solo servirá para cubrir la cola de hogares que esperan un subsidio desde hace cerca de 10 meses y a lo sumo servirán para cubrir lo que ya está terminado o en obra, pero no van a permitir que se emprendan nuevos proyectos y todo se frenará. Está claro que el Ministerio hizo mal las cuentas o que no tuvieron la voluntad política de dotar el programa de los recursos necesarios para reactivar el sector.

Le recuerdo al Gobierno que el déficit de vivienda urbana y rural asciende a más 5,2 millones de soluciones, que este sector genera 1,65 millones de empleos, o sea, más del 7 % del empleo nacional, y registra ventas superiores a los 45 billones. Si en algo debieran concentrase es en este sector que como ningún otro contribuye a superar los niveles de pobreza, a generar bienestar, empleo y dinamizar el crecimiento.

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