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Nada de nada

Opinión

Nada de nada

Está claro que a este gobierno no le interesa en absoluto el sector de la infraestructura. Ha pasado un año y no ha licitado ninguna obra o concesión. Y lo peor, tampoco le interesa terminar las ya iniciadas y ni siquiera recibir las que le están proponiendo ser devueltas y dar por terminados los contratos anticipadamente. Mejor dicho, nada de nada.

Con la populista e irresponsable decisión de inicios de año de no permitir indexar el valor de los peajes, se puso una carga de profundidad a todo el sector que ya ha entablado, como es natural, demandas por este y otros conceptos por valor de 7 billones de pesos contra la Nación. Destaco la estratégica ruta Caribe 2, que está en riesgo de colapsar, y otra, la concesión Ibagué-Cajamarca, doble calzada que ya lleva un año paralizada y en proceso de devolución, como varias más.

A través de la congelación de peajes, en enero se modificaron unilateralmente los contratos de concesión cuya principal fuente de pago es, precisamente, el recaudo de peajes y, en el caso de las IPP, su única fuente de ingresos. El costo anual de esta medida, decretada por el charlatán exministro Reyes, asciende, solo este año, a 1 billón de pesos. A la fecha, ningún concesionario ha sido compensado como se prometió en su momento y nadie sabe a estas alturas cuándo ocurrirá.

El actual ministro señala que habrá que pensar en aumentar los peajes, pero no se compromete con fechas. Ni hablar de lo que ocurrirá el próximo año cuando me temo que tampoco autorizarán los aumentos pactados contractualmente. A propósito, en nada quedó el otro anuncio de Reyes en el sentido de cobrar valorización para compensar el faltante.

Pero nada supera la ocurrencia del ministro Camargo cuando señaló que los recursos de la infraestructura quedarían mejor invertidos en colegios y saneamiento básico. Con ministros que no valoran ni defienden sus carteras no se puede esperar nada.

El 30 de octubre de 2022 venció el plazo para implementar la interoperabilidad de los peajes electrónicos. Y como en todo, se anuncian multas y sanciones, pero lo cierto es que a hoy el sistema no funciona. A este crudo panorama se suman los bloqueos y manifestación en las carreteras, en promedio tres diarios, que paralizan la movilidad y encarecen los costos de transporte, pero tampoco nada se hace porque aquí todo se volvió diálogo, chantaje y extorsión.

Transcurridos ya siete meses de este año, la ejecución presupuestal del rubro inversiones de todo el sector transporte alcanza un muy decepcionante 11,21 % (1,16 billones contra 10,37 billones apropiados). Particularmente el Invías tiene una ejecución presupuestal del 22,75 %. La Aerocivil va en 7,94 % y la peor librada es la ANI, que tiene ejecutado el 2,39 %. Estos datos confirman que las obras poco o nada les interesan.

El de infraestructura es uno más de los sectores paralizados por la mano pesada e irresponsable de este gobierno. Pasarán tres años sin que avancemos en conectividad del país. Porque ¿quién en estas condiciones de incertidumbre va a tomar alguna decisión de invertir? Vaticino, con profunda preocupación, que hasta el final de este gobierno no habrá más concesiones en carreteras, aeropuertos, puertos o ferrocarriles. Tampoco se construirá ningún proyecto relevante de obra pública y presagio que el compromiso de avanzar en red terciaria con la modalidad de acudir a las juntas de acción comunal tampoco fructificará.

Y si por el país llueve, por Bogotá no escampa. Cómo explicar que de 16 obras que pagamos por valorización, y ya transcurridos cinco años, no se haya entregado sino una. Las demás presentan atrasos considerables o están abandonadas. Una burla a la ciudadanía que se suma a la incertidumbre creada en torno a la primera línea del metro tras las declaraciones de Petro en el sentido de que existe un acuerdo secreto con la alcaldesa, el bautizado como pacto de la Orinoquia, que contempla el probable soterramiento de un tramo sustancial de la obra, con sus implicaciones en costos y tiempo de entrada en operación. Ya es hora de que nos digan la verdad.

Y ya se avecina el Congreso de la Cámara de Infraestructura. Me pregunto con qué discurso se presentará este año su director. Porque el del año anterior ‘Infraestructura: el camino a la paz total’ no parece que haya motivado en nada al actual gobierno.

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